Precalentar el horno a 160 °C (325 °F). Forrar el fondo de un molde desmontable de 23 cm (8″) con papel de hornear.

En un tazón mediano, mezclar la harina de almendra, el edulcorante y la mantequilla derretida. Presionar la mezcla en el fondo del molde que has preparado. Hornear la masa durante 6-8 minutos, prácticamente no debería haberse dorarse. Retirar del horno y reservarla para que se enfríe.

Batir el queso crema en el tazón de una batidora de pie o con una batidora de mano hasta que esté esponjoso. Añadir el edulcorante y batir hasta que se haya disuelto.

Añadir y batir la crema agria, el extracto de vainilla y el jugo de limón hasta conseguir una mezcla homogénea. Añadir los huevos uno a uno y mezclar hasta que todo se haya combinado bien. Puedes usar una espátula de goma para raspar los lados si fuera necesario. No mezclar demasiado.

Verter el relleno dentro de la masa horneada.

Hornear la tarta de queso en la rejilla del medio durante 60-70 minutos, hasta que acabe de cuajarse. Es posible que siga algo suelto en el centro. Apagar el horno y dejar que la tarta se enfríe dentro con la puerta entreabierta durante al menos 30 minutos.

Retirar la tarta de queso del horno, pasar un cuchillo alrededor del borde del molde y dejar que la tarta se enfríe a temperatura ambiente durante aproximadamente 1 hora.

Cuando esté totalmente frío, cubrirlo y refrigerarlo durante al menos 8 horas antes de cortarlo y servirlo.

En un tazón mediano, batir la crema agria, el edulcorante y la vainilla.

Retirar el anillo exterior del molde y el papel de hornear. Añadir la cobertura de crema agria.

Si quieres una tarta de queso con más adornos, puedes batir la crema, colocarla con una manga pastelera alrededor de los lados de la tarta y poner por encima las fresas.